Escribiendo mi próximo e-book acerca de Coaching de Bienestar, un tema que desde hace un par de años me apasiona y ocupa gran parte de mi tiempo, estuve contemplando diferentes posiciones respecto a la dimensión espiritual.
Hoy Siglo XXI, a pesar de tantas búsquedas y respuestas que ha ofrecido la teología, la psicología, la ciencia, la antropología, las humanidades; los seres humanos nos seguimos agrediendo en nombre de las ideologías afirmando “tener la razón”. Se ve más claramente en las redes sociales, donde cada quien aprovecha para expresar su postura de maneras cada vez más agresivas, sobre todo cuando nos sentimos dueños de la verdad.
Me sorprende que cada vez estamos más informados de todo cuanto ocurre en el mundo minuto a minuto, y más desentendidos de nuestra conexión humana.
Tendencias racistas, peleas religiosas (ideológicas y fanatismos), supuesta “ aplicación de justicia” sin ética, atentados de toda índole contra nuestra raza humana, competencia indiscriminada en la que cada persona y cada negocio presume ser el mejor, individualismo, por mencionar solo algunos ejemplos.
Justamente en medio de mi reflexión, resulté leyendo un libro que me atrapó este fin de semana y que quiero recomendarte: “Espiritual Mente” del escritor español Bernabé Tierno. Me identifico con sus reflexiones y conclusiones.
Hoy me miro al espejo, cuestionando la contribución real del Coaching de Bienestar. ¿Será esto un medio que responde a esa necesidad de unidad, de empatía, de comunicación y de conexión que necesitamos en nuestros ambientes?
No pretendemos que pensemos todos lo mismo, lo que sí creo totalmente necesario es crear en nosotros la sensibilidad para VALORAR o mejor decir “AMAR” a cada persona que se nos pone al frente, sin juicios, gran desafío!. Mi respuesta es: “vale la pena” y me estimula a seguir promoviendo mi profesión, como un hilo que se una a las buenas iniciativas de amor incondicional, que surgen desde diferentes lugares del mundo, desde personas que promueven los valores éticos y creen en los acuerdos ganar – ganar y sienten el deseo profundo de hacer el bien por encima de todas las cosas.
Bien lo dice San Pablo, en su carta a los Corintios, hablando de las virtudes (Fe, esperanza y amor), “Y ahora permanecen la fe, la esperanza y el amor, estos tres; pero el mayor de ellos es el amor”.
Y qué tal la inspiradora letra de la canción “Solo el amor” que canta, Silvio Rodríguez del autor José Martí?
Debes amar la arcilla que va en tus manos;
debes amar su arena hasta la locura
y si no, no la emprendas que será en vano;
sólo el amor alumbra lo que perdura…
sólo el amor convierte en milagro el barro…
Debes amar el tiempo de los intentos;
debes amar la hora que nunca brilla;
y si no, no pretendas tocar lo cierto…
sólo el amor engendra la maravilla
sólo el amor consigue encender lo muerto…
¿Por qué tocar la dimensión espiritual?
Porque en ella es donde reside el auténtico y verdadero sentido de vida, trascendencia, servicio y amor de cada uno de nosotros.
Hacer obras sin amor, es como tirar nuestros esfuerzos a la basura. Escucho a menudo personas hartas de hacer lo que no les gusta y echar en cara sus tareas exigiendo reconocimiento, y el verdadero dolor que hay detrás de todo esto, es que no descubrimos el valor y propósito de lo que hacemos. ¿Qué pasaría si a eso que dices hacer le inyectas todo el amor posible? ¿Con qué nuevo resultado te encontrarías?
Esto aplica en lo grande y pequeño: Para cocinar, para estudiar, para trabajar, para cuidar a un enfermo, para lidiar con los ancianos, para corregir a los hijos, para ser espos@, hasta para vestirse.
Aquí una breve presentación de Bernabé Tierno, en la presentación de su libro, en el año 2011.
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